Los pronósticos errados sobre la desocupación
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Andrés Sanfuentes
Uno de los debates que ha permanecido durante el actual gobierno es la desocupación de la mano de obra. Los motivos se han ido acumulando, partiendo por las prevenciones propias del cambio de gobierno.
El primer factor fue la reforma tributaria, en que se argumentó quela mayor tributación a las empresas
induciría una menor inversión y el consiguiente efecto sobre el empleo. Después se agregó la reforma a la
negociación colectiva y el fomento al sindicalismo, lo cual induciría una mayor desocupación. Finalmente, se
agregó la desaceleración del crecimiento económico, lo cual reduciría la demanda por trabajo.
Estos factores se sumaron a otros elementos que llevaron a muchos a pronosticar un panorama sombrío en el mercado laboral. Se debe partir por señalar la personalidad "maníaco-depresiva" con que fue caracterizado en el pasado un sector del gran empresariado, especialmente influyente en sus líderes gremiales, lo cual les hace oscilar con un breve tránsito del pesimismo a la euforia y viceversa. Además, la debilidad de los partidos políticos cercanos les hace asumir algunas tareas opositores como trincheras, ya que la derecha, en una fase de carencia de propuestas alternativas, se ha limitado a un papel de contradictor.
La mayoría de los medios de comunicación han sido influidos primordialmente por especialistas de pensamiento neoliberal, especialmente por economistas overnight, con su visión de "mesa de dinero", analistas con mirada inmediata, acostumbrados a no visualizar los efectos rezagados con que funcionan las variables macroeconómicas, y que necesitan "vender" sus predicciones.
Los serios errores, no solo comunicacionales, del gobierno en la implementación de sus reformas, cuyo fin principal es cumplir lo mandatado por su libro sagrado, "El programa", ha contribuido con lo suyo.
Las cifras son elocuentes: la desocupación no ha sido la catástrofe anunciada por algunos interesados. Tanto los indicadores del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) como los de la Universidad de Chile reflejan estabilidad inicial y una leve tendencia al alza en la segunda mitad de 2015, en la última nstitución. Esto ocurre cuando se examinan tendencias de mediano plazo más que comparaciones mensuales, que confunden a causa de la estacionalidad y las diferentes metodologías que usan ambas instituciones. La explicación que el empleo estatal es lo que ha impedido el alza, no se validó, pues ha aumentado el empleo asalariado, especialmente el privado. Tampoco una reducción de la fuerza de trabajo, pues se incrementó la tasa de participación.
Además, los indicadores reflejan que los ingresos del trabajo han subido.
Surge la pregunta de porqué fallaron los pronósticos catastrofistas. Aquí hay varias hipótesis: 1) Chile no está en crisis, está en una fase de desaceleración, pero con un crecimiento mediocre, que se inició a fines del gobierno del Presidente Piñera, hasta llegar al 2% de actual aumento del PIB, con un pequeño incremento del ingreso por persona.
2) Las variables agregadas, como el empleo nacional, la desocupación de la mano de obra, o el índice de salarios reales actúan con rezagos, tal como lo reflejan los numerosos estudios realizados en Chile y en el extranjero. Los efectos que pueda tener una reforma tributaria sobre la inversión no son inmediatos, y lo propio ocurre con la repercusión de la menor inversión sobre la demanda de mano de obra. Estos rezagos, son muy importantes para tener una interpretación adecuada de la realidad.
3) El economista Joseph Ramos ha planteado una hipótesis interesante sobre lo que ha ocurrido en el mercado laboral, al señalar que los "brotes verdes", señalados como inicio de la recuperación económica a fines de 2014 y principios de 2015, habrían llevado a muchas empresas a contratar trabajadores con anticipación de un crecimiento que no se dio, por lo cual estarían "sobre stockeados" de personal.
En definitiva, la ocupación ha crecido moderadamente, consistente con el lento crecimiento del PIB. Las predicciones de los gremios empresariales y de los economistas neoliberales, especialmente los overnight, fueron equivocadas y el mercado de trabajo ha evolucionado con los rezagos naturales, pero puede tener efectos negativos en el futuro.